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Selección 2020

Miradas Empoderadas / Empowered visions

La selección de Miradas Empoderadas de 2020 se puede agrupar en cuatro conjuntos, en los cuales encontramos películas que construyen una mirada y definen una voz particular, alrededor de diferentes modos particulares de concebir la determinación corporal y la definición génerica de lo femenino.

Un uso contemporáneo del surrealismo y la fantasía como dos tradiciones estilísticas, se puede observar en un primer conjunto de cuatro películas de esta selección, para presentar ingeniosamente las metáforas que recurrentemente se han usado para caracterizar el género femenino:

Consumed de Yuwei Qiu, nos presenta una metáfora onírica donde el sistema de consumo produce sobre un recalcitrante estereotipo femenino un efecto de autofagia, en una actitud de indiferencia frente a la propia indentidad. Por otro lado, la ciencia ficción se enfoca en las relaciones biológicas entre la luna y las mujeres, para construir un relato que coquetea con la mitología clásica occidental en Artemis de Barbara Cerro. Entropia de Flora Anna Buda, también recurre a algunos de los códigos de la ciencia ficción, para ofrecernos tres personalidades paralelas, tres mundos posibles, tres especulaciones genéricas de modos de comportamiento dentro y fuera de la alienación funcional implícita en las organizaciones sociales. Al final, la resolución de una utopía romántica: el aislamiento para la intimidad intersubjetiva de los tres personajes, que encarnan las tres especulaciones genéricas o la forma más pura de amarse a si misma. Para cerrar este primer grupo, María Belén Tagliabue y Miriana Bazán, nos presentan Transmuta, una corta película que relata una transformación corporal aparentemente liberadora, que recurre a la alegoría de la forma y algunas figuras adoptadas de la ciencia ficción y la fantasía mítica. En la transformación permanece la forma subyacente (el triángulo con una punta hacia abajo) en su determinación.

Los modos como se hacen culturalmente patentes los anhelos, las emociones y los sentimientos femeninos son representados por medio del drama en otras cualtro películas que se agrupan para empoderar sus miradas:

Las ambivalencias de pasado/presente, ausencia/presencia, se construyen con un uso depurado de la técnica pictórica en la conformación de la figura humana en suspensión. La continuidad y sutileza de un violín y un violonchelo acompañan la imagen poética del recuerdo del presente, y la memoria accidental que transportan los objetos, en este caso una taza. De este modo, Embraced de Justine Vuylsteker, nos regala un momento sublime de sugestión, nos muestra que las formas más anquilosadas de representar la mujer, pueden trascender los esteretipos. Con un tono documental, José Luis Silva Andrade recrea la historia trágica del tránsito entre los relatos infantiles y la realidad del feminicidio, a través de la introspección de una joven mujer mexicana. Es así como Sin título se propone como una denuncia social, que usa la rotoscopia para explorar la subjetividad femenina, en un escenario donde la incertidumbre esta acompañada por la violación sexual y el feminicidio, una horripolante regularidad social en nuestros paises lationamericanos. Desde otro continente, Snow-Salt nos muestra los anhelos oscilatorios entre los extremos más separados de Asia. Nos puede llevar a especular alrededor del espíritu libre de una mujer cuyo corazón está entre dos lugares a través de todo un continente, cuya indiferente topografía cultural y política parece ver esta definición espiritual y génerica como una contradicción irresoluble. Otra de las películas nos presenta “Iktamuli”, una palabra que nos regala Anne Christine Plate, de su lenguaje privado. Ese al cual recurre, como madre, cuando no sabe que más hacer. Es la misma palabra que da título a esta declaración de deseo de amar lo diferente, cuando se impone dentro de la realidad más íntima y en su autenticidad inocente parece arrastrarnos a lo más profundo de la desesperación y el desasosiego.

También dentro de esta selección, encontramos un par de películas donde se da un pequeño salto hacia la no narrativa animada, definida por la naturaleza etérea de su objeto de representación y el predominio de crear impresiones:

Lah gah es una introspección estética de los trámites emocionales de una pérdida (la de una tierna figura paterna para una pequeña niña). En una inventiva mezcla entre el dibujo animado y el stopmotion, la textura inquietante de una masa informe adquiere connotaciones que oscilan entre la alegría y la tristeza en un espacio sonoro que, además de reforzar la consistencia material de la imagen, nos sumerge en la incertidumbre y lo desconocido. Por otro lado, La complejidad de la naturaleza subjetiva de las emociones y sentimientos mezclados alrededor de la desición personal sobre el aborto, cuando te toca, se ve por una rendija en Inside me. En este cortometraje, María Trigo Teixeira nos deja escuchar un testimonio y nos deja ver su interpretación plástica de lo que parece no poder representarse si no con metáforas abiertas, donde el rasgo despelucado de la forma gráfica, alude al estado bruto, instintivo de las emociones más profundas que atormentan el alma de una joven mujer, cuando se enfrenta a la violencia de un hecho biológico que transtorna su lugar de confort.

En los últimos dos cortometrajes aparece nuevamente la fantasía, pero esta vez acompañada del sin-sentido y por una aparente indefinición genérica de sus personajes, para ser construídos por emociones puras y entregarse al ritmo de sus propios cuerpos:

La animación y la imagen de acción en vivo comparten el mismo espacio diegético en Psyche de Akimi Miyamoto. La sombra es la excusa del espacio ilusorio para soportar la existencia del personaje principal y todo un universo de personajes que parecen convivir en este contexto. Al igual que la sombra, la existencia física del personaje es determinada por su adherencia a las superficies, sobre las cuales se desplaza, asumiendo su topografía en un relato que nos habla de la pérdida del hogar y el viaje dramático para su reencuentro. Dramatic End de Kerija Arne, en cambio, es una representación animada de la autonomía de los comportamientos de una puesta en escena performativa. Arne construye un pequeño relato usando el aparente sin-sentido de la situación, un espectáculo escénico que parece presindir de su audiencia para su devenir estético. Al final, la audiencia asume su papel, sobreponiendose al objeto mismo de la puesta en escena.

Esta es la selección de Miradas Empoderadas de nuestra décima versión de nuestro Festival, donde nuevamente los animadores, nos sorprenden con su imaginación y capacidad de producir mundos autónomos, por medio de la magia de la imagen en movimiento.